martes, 30 de abril de 2013

Justificación de un poeta


Me empeño en escribir esta inútil poesía por vicio o por inercia. Inútil por su incapacidad de retribuir, ser comprendida aceptada y remunerada. Me empeño por que caigo en el verso como recae un adicto a la Eroina , como el apostador o el comprador compulsivo, como el golpeador o el psicópata como cae una presa en el cazador, como cae el León en su instinto, como cae la lluvia irrevocable, como caen las lagrimas de un niño, como cae la tarde, como cae el emperador o un árbol es cortado como las hojas en otoño, mis cabellos, mis fuerzas, mi cuerpo sobre el tuyo, como caigo a tu belleza. Así soy yo presa fácil de estos versos inútiles. La poesía me castiga con su inutilidad, con su poder adictivo, me manipula y disminuye me hace caer y recaer, arrastrandome a ningún lado, a reflexiones innecesarias, al ridículo, al recuerdo y al perfume que te hace vivir de nuevo.